jueves, 18 de febrero de 2010

La protesta de la semana trágica según los diarios de 1919

Por Mariana Malagón

Introducción.

El objetivo de este trabajo es analizar de qué modos se representaron en la prensa gráfica los hechos conocidos como “la semana trágica” [1]. Las preguntas que guían la investigación son: ¿Qué “verdades” se escribieron sobre los acontecimientos? ¿Qué dijeron los medios sobre el movimiento huelguístico, sobre la policía, sobre el gobierno, sobre los empresarios, sobre la violencia? ¿Qué diferencias y qué coincidencias hubo en la construcción de cada medio? Se compararon tres medios con tendencias políticas diferentes. Se analizó el período que va del 5 al 14 de enero de 1919. En las conclusiones se comparará el modo de construir la noticia sobre la protesta en el pasado y el modo de hacerlo en el presente.

La ciudad huérfana y desamparada de autoridad[2]

Se puede así la interpretación de El Diario sobre lo que acontece: son hechos desviados del orden social establecido que deben ser reprimidos. Lo más importante es la lectura que hace el medio: se acerca la revolución. Se asocian los acontecimientos con las revoluciones comunistas en Rusia y Alemania[3], como podemos leer:

“Su presencia (se refiere a “los conspiradores rusos” sic) en el estallido es el resultado, más que nada, de los sucesos de Europa, como lo prueba el hecho de haberse fundado en Buenos Aires, ni bien fuera derrocado el régimen imperial en Rusia, un comité de obreros y soldados, a imitación del de Petrograd” (12-1).

La noticia más importante es sobre el orden social, sobre la normalidad o anormalidad de la rutina, o sea, sobre la situación de la ciudad, sobre la circulación de transportes y mercaderías. El punto siguiente en importancia es la actuación del gobierno para reprimir la protesta. Como dicen algunos titulares: “Paro general de vehículos y toda clase de transportes. El subterráneo no circula. Los tranvías tampoco. Imposición de los huelguistas. Mucha alarma en la ciudad. Atentados numerosos. El nuevo jefe de policía desacatado y burlado” (9-1).

En El Diario no hay información sobre los asesinatos ocurridos el día 7. Se dice el día 8 sobre los sucesos:

“Como consecuencia de estos lamentables sucesos, los gremios se agitan y no sería extraño que se apresurara la huelga de que se viene hablando (…) Como se vé la agitación obrera va en crescendo, motivo por el cual el gobierno debe tomar las medidas que la prudencia aconseja para reprimir las agresiones y otros excesos equivocados”.

Se habla de “lamentables sucesos” sin nombrar que murieron 4 personas y decenas resultaron heridas. En los días siguientes, la información del medio tiene que ver básicamente con la ruptura de la normalidad en la ciudad. “La agitación obrera” es la culpable directa de este desorden. Las demandas que se expresan en las protestas (huelgas, manifestaciones callejeras) son temas absolutamente secundarios en la escritura de los textos. Los motivos de la protesta, si aparecen, están en los últimos párrafos de los artículos.

El medio remarca la extensión de la huelga, la falta de legitimidad de la misma y se subraya, con cierto sensacionalismo sobre “Mucha alarma en la ciudad” (9-1). Se construye la imagen de una ciudad tomada por los manifestantes, abandonada por las autoridades y paralizada por la falta de transportes. Esta imagen cobra intensidad los días 9, 10, 11 y 12 se mantiene el 13, aunque ese día se anuncia un “Tendiendo a la normalidad” para el día 14 titular: “Hacia la tranquilidad completa”. Los hechos son representados como un movimiento de eclosión que “se adueña de la ciudad” (sic) y que comienza suavemente, va creciendo sostenidamente y luego desciende del mismo modo. Los adjetivos que ilustran lo sucedido son “tranquilidad”, “alarma”, “agitación”, “normalidad”, “abandono”.

A continuación se resume la forma de representar a los principales actores:

· el gobierno es un “Gobierno insuficiente” (título de un artículo de opinión del 10-1) porque no reprime y concede los reclamos.

· el señor Vasena, es un empresario incomprendido que a pesar de subir los salarios es víctima de la acción de los huelguistas.

· el Departamento de Trabajo, es sólo un órgano mediador

· los trabajadores de Vasena, son quienes reclaman los aumentan.

· “la masa obrera” (sic), “diversos gremios” (sic), “grupos de huelguistas” (sic), son los culpables del caos en la ciudad porque paran los transportes, queman los autos, impiden la circulación de mercaderías, asustan a la población.

· el Jefe de Policía, La policía, El Ejército y “Grupos civiles” (sic), son los representantes legítimos del orden, que en cierto momento se ven desbordados y son auxiliados por el ejército. Según el medio, la policía también fue acompañada por Grupos de Civiles con los que perseguía a “los rusos” (sic) del Barrio del Once (crónica del 11-1).

· la población, los empleados, los pasajeros, son las víctimas inocentes del movimiento de protesta.

· La Ciudad, es la principal víctima.

· Los “conspiradores rusos” (sic) son quienes instalan los soviets en las esquinas de Anchorena y Córdoba, según informa una noticia del día 9-1. Buscan derrocar el orden capitalista y proclamar, según el medio, un dictador propio.

Los líderes de las protestas son:

· la F.O.R.A, como promotora de la protesta, pero sin nombrar dirigentes.

· Con respecto a Vasena, no hay nombres de dirigentes, son solo obreros.

· Sí hay nombres de los “conspiradores rusos”, quienes “…formaban una junta maximalista cuyo presidente era Wald” (13-1).

La gran huelga de solidaridad obrera[4]

La Vanguardia era el órgano periodístico del Partido Socialista. Su línea editorial es contraria al gobierno radical y a la clase alta. El medio alienta y favorece las luchas del movimiento obrero contra “el capital” (sic). Es un medio dirigido claramente a la clase trabajadora y la clase media baja con cierto grado de instrucción[5]

Esta es la interpretación general del medio sobre lo sucedido: las justas acciones de protesta de la clase trabajadora derivaron en hechos violentos por la represión policial. La manifestación obrera se inscribe en el descontento general del pueblo contra el sistema capitalista y de las luchas que se vienen realizando desde hace décadas, en el país y en el mundo. Como dice esta opinión del medio:

“El paro general de ayer, día del sepelio de los obreros asesinados ha sido, pues un grandioso acto de protesta y de solidaridad de clase, advirtiendo con ello a los capitalistas y al gobierno que en las actuales circunstancias del país y del mundo no se puede tratar al pueblo con el espíritu reaccionario y conservador de antaño y de que nuevos vientos de renovación y emancipación soplan y se agitan sobre la humanidad” (10-1).

En cuanto al criterio de lo noticioso, la lucha obrera contra el capitalismo es la noticia más importante. Estos son los titulares:

“La huelga en la casa Vasena” (desde el 2-12-1918 hasta 9-1-1919)

La unánime protesta del pueblo de la capital” (10-1)

“La gran huelga de solidaridad obrera” (11-1)

El movimiento huelguístico” (12-1, 13-1)

Terminada la huelga general, continúa el terror blanco” (14-1).

Como criterio noticioso, para el medio lo principal es la adhesión masiva a las medidas de fuerza y a la protesta. La información sobre la acción represiva que sufre el pueblo está también en primer lugar: “Balance trágico: 700 muertos y 2000 heridos por los ‘defensores’ del orden” (bajada del titular del día14-1). La Vanguardia informó en detalle sobre la injusta detención de Pedro Wald y sobre la persecución a los judíos.

Como criterio noticioso, en segundo lugar, son muy importantes las declaraciones de los “testigos”. Los testigos informan sobre lo que vieron en los momentos de represión: “Dicha señora relata a nuestro reporter que por la rendija de un postigo veía a los bomberos en la plazoleta de Alcorta y Pepirí, agachados, tirando sin interrupción” (8-1). Las intervenciones de los diputados socialistas están en tercer lugar de importancia En cuarto lugar aparece la cuestión del orden y de la normalidad en la ciudad; los titulares del día 13 informan: “Reanudación parcial del tráfico tranviario. La huelga ferroviaria. La vuelta al trabajo”.

Se asocia a la violencia con la policía y los capitalistas, se justifican los actos violentos proletarios y se culpa de hechos más violentos a “grupos irresponsables en gran parte formados por niños instigados por provocadores maleantes hábiles en escurrir el bulto” (10-1).

A continuación se resume la forma de representar a los principales actores sociales.

· Los huelguistas son luchadores con derecho contra los capitalistas

· La F.O.R.A. del V Congreso y la F.O.R.A. son representantes legítimos de los sindicatos que se solidarizan con la lucha obrera

· Los capitalistas son quienes explotan a los trabajadores

· Los “carneros” o rompehuelgas son enemigos de los trabajadores.

· La policía es quien reprime salvajemente: “Después de la siniestra hazaña la tropa ocupó militarmente el cementerio. Los cadáveres que iban a sepultarse, víctimas una vez más de la saña feroz de los esbirros quedaron insepultos” (10-1).

· El gobierno es visto como un competidor electoral, pero no se lo ataca directamente sino de un modo solapado: “una política jesuítica de intrigas alternada con actos de simulada benevolencia hacia el movimiento proletario” (9-1). El medio sigue la política del partido que considera que los problemas políticos se resuelven mediante la vía institucional. Se informa diariamente sobre los dichos de los diputados socialistas en los debates parlamentarios.

· El Departamento de Trabajo interviene mediando en los conflictos.

· El pueblo, el barrio, los vecinos son vistos como totalmente solidarios con los trabajadores que protestan.

· Los “testigos” son sumamente importantes: “La crónica que damos abajo es la información objetiva que de los sucesos de ayer hemos recogido por boca de personas que los han presenciado (10-1).

· Provocadores: seres anónimos, presuntamente enviados por enemigos al proletariado que buscan sembrar el desorden. Estos provocadores son los verdaderos culpables de la violencia.

· Los diputados socialistas: las citas textuales de sus discursos en el Congreso aparecen diariamente en el medio.

“Contra la violencia que han pretendido entronizar los elementos externos al obrerismo”[6].

El diario La Época es un medio pro radical, con una línea editorial claramente favorable al gobierno, dirigido a la clase media. El medio interpreta que la protesta no es legítima porque está protagonizada por “elementos externos” que busca desestabilizar el sistema. Lo que se privilegia como hecho informativo es lo que se denomina “agitación”: “Las agitaciones obreras. Encuentros entre los anarquista y la policía” (11-1).

En segundo lugar, el criterio de lo noticioso privilegia la actuación de las fuerzas represivas para combatir al movimiento de protestas: en las grandes fotografías podemos ver la acción policial. Leamos algunos epígrafes: “Patrullas de artillería recorriendo la calle Callao” (12-1), “Córdoba y Bustamente. Una trinchera desalojada por fuerzas de marinería” (14-1).

En tercer lugar, lo importante a nivel noticioso es la “tranquilidad” y la “normalidad” que existe o no en la ciudad: “A la normalidad” (titular del 11-1), “La ciudad recobra su aspecto normal” (titular del12-1)

En cuarto lugar de importancia se informa sobre el funcionamiento de los medios de transporte, sobre la Asistencia Pública, sobre el comercio: “La circulación de trenes y tranvías” (titular del 14-1), “La ciudad es aprovisionada como de costumbre” (titular del 14-1).

Podemos hablar de 3 series dentro de las cuales se enmarca el fenómeno. Por un lado, las crónicas hablan de “la agitación obrera”, expresión que remite al movimiento anarquista y revolucionario, que desde fines del siglo XIX había tenido un lugar importante en el movimiento obrero. En una nota de opinión del día 8 el medio instiga a los trabajadores a “Que estos desoyeran por un momento la propaganda de ‘meneurs’ que halagan sus deseos de mejoramiento”. En segundo lugar, el medio afirma reiteradamente una posición que se puede sintetizar en esta cita: “Por lo que hace al Ejecutivo esta demostrada su preocupación por la situación de los trabajadores, atendida siempre con preferencia y que trata de mejorar por todos los medios a su alcance” (8-1). En tercer lugar, el medio habla de “…elementos extraños a la nacionalidad” (14-1), aludiendo a la inmigración extranjera, principalmente la de origen ruso y alemán, países que atravesaban en esos momentos proceso revolucionarios. Entonces: el medio interpreta que estos sucesos son parte del movimiento revolucionario de origen extranjero que no acuerda con el gobierno en las negociaciones gremiales[7].

Se resume a continuación la forma de representar a los principales actores:

· Obreros en huelga de los talleres Vasena (también llamados revoltosos el día 5-1). El medio no descalifica sus reclamos, aunque en alguna crónica se confunde al trabajador y al revoltoso

· Alfredo Vasena, gerente de la casa. Es presentado como un empresario conciliador que acata la intervención gubernamental.

· Gremios en huelga, trabajadores en huelga, obreros, trabajadores. No se los ataca, aparecen como ciudadanos que reclaman por sus derechos. Se justifica su derecho a reclamar, pero siempre que “… no quebrante el equilibrio que debe existir entre los diversos factores de la prosperidad” (8-1). El medio tiene una visión funcionalista de la sociedad, donde cada actor hace su tarea: la del trabajador es trabajador, sin perjudicar el orden público, aunque tenga derecho a mejoras laborales. En las crónicas aparecen extensamente comunicados de los gremios que no adhirieron al paro y se alaba la tarea de quienes continuaron trabajando, como los telefonistas.

· Grupos de huelguistas, grupos de exaltados. Estos actores, varias veces nombrados en las crónicas son los promotores del desorden y de la conspiración. Son vistos como inadaptados sin racionalidad.

· El gobierno, el Ejecutivo, el Presidente de la Nación, el Congreso. Se justifica positivamente todo el accionar gubernamental.

· La FORA del 5º Congreso, la FORA del 9º Congreso: figuran como las representantes legítimas de los gremios.

· La Ciudad, a opinión pública, el pueblo de Buenos Aires: son las víctimas de los sucesos, los principales afectados, aunque el diario minimiza los destrozos hechos a la ciudad y exalta la reacción “viril y serena” de la opinión pública (11-1).

· La policía y su Jefe de Policía, Elpidio Gonzáles, el Ejército y la Armada: “Brillante actuación de la policía, ejercito y armada” (12-1).

· Los anarquistas, los soviets maximalistas, elementos extraños a la nacionalidad: son los responsables directos del “movimiento subversivo” (11-1) y de la falta de normalidad y tranquilidad en la ciudad. Sobre la detención de los “Jefes e instigadores principales” (14-1) se dice: “…contribuyeron a que la calma en la población renaciera, como ya se ha dicho, en absoluto” (14-1).

· La Asistencia Pública: “digna de encomio es la diligente labor realizada por la Asistencia pública” (11-1)

· Servicio de Tranvías y de Trenes: se informa sobre los que hacen huelga y los que directamente no salen al servicio por temor a los ataques.

Acallar la protesta. Un breve análisis comparativo con el presente.

El periodismo ostenta el monopolio de hecho de los medios de producción y difusión a gran escala de la información (Bourdieu, 1997). Es interesante observar que en 1919 existía una variada gama de medios dirigidos a diferentes públicos[8]. Quizás esa sea la principal diferencia que podemos hallar con respecto a la actualidad. Los medios de izquierda y centro izquierda hoy tienen una limitada influencia social[9] en el mercado de formación de noticias.

Como se analizó en otro trabajo sobre la protesta piquetera (Lobos y Malagón, 2005) los diarios de circulación masiva remarcan lo escandaloso y disruptivo. Esto tiene que ver con el mercado noticioso, regido por la lógica comercial.

Cuando hay un corte de ruta o de calles, no se informa sobre los motivos del reclamo. Lo principal de la información tiene que ver con la proximidad del hecho, que ocurre en la ciudad. En segundo lugar se informa sobre lo disruptivo el acontecimiento. En tercer lugar, se informa sobre el conflicto, que es la supuesta violación al derecho de circulación. La información también tiene suspenso: cómo actuarán manifestantes, autoridades y fuerzas represivas. La posibilidad de violencia resalta lo emocionante del acontecimiento. Las consecuencias también son un factor importante, en relación a cuándo se dejará circular al tránsito y se volverá a la “normalidad”.

En 1919, dos de los diarios analizados también remarcaban la escandalosa ruptura del orden ciudadano, el suspenso, las consecuencias y la emoción por los “terribles” hechos. También en aquella oportunidad, los motivos de la huelga y la manifestación quedaron en un segundo plano o no hubo información sobre ellos. Sólo el diario que representaba a los obreros informaba de un modo inverso. Uno de los factores señalados para informar sobre un hecho - la proximidad - brinda una pista sobre este último punto. La Vanguardia informa sobre los motivos de la huelga porque son los motivos que vive como propios: la lucha por sus derechos. En cambio, ni El Diario ni La Época sienten que esos reclamos sean los suyos.

Hoy, los reclamos de los desocupados también están en un segundo plano, porque la lucha por la comida o los planes sociales, no son vividos como propios por los medios de comunicación. La “proximidad” de lo que sucede es la proximidad de no poder caminar por una calle cortada. Lo que se vive corporalmente es esto, no la indignación por la miseria. La miseria es algo que le sucede a otro. Otro que “se porta mal” cortando la calle y molestando al que va a trabajar.

Además, en los medios hay una cuestión fuertemente ideológica: está mal protestar, rebelarse, eso lleva al desorden y a la violencia. Hoy como ayer, en los medios figuran los “grupos de exaltados” que se rebelan. Los medios contribuyen a que en el imaginario colectivo se engorde esta idea de que toda protesta es cosa de inadaptados que provocan desorden. Como en 1919, EL ORDEN, sigue siendo algo fundamental. “Orden y progreso” decía el positivismo triunfante en esos días. “Orden”, siguen diciendo los gobernantes y repiten los medios.

Actualmente en Argentina el periodismo interpreta - en líneas generales - que las acciones colectivas de protesta deben ser penalizadas porque provocan el desorden social[10]. Es importante revisar las significaciones periodísticas que circulan sobre el movimiento de protesta. Vivimos en sociedades mediatizadas: las personas se enteran de los sucesos y se forman una opinión sobre ellos a través de los medios de comunicación (Verón, 2001). Los medios no reflejan la realidad, sino que la interpretan y construyen para quienes no viven en vivo y en directo los acontecimientos (de Fontcuberta, 1993).

Es importante realizar una crítica a los modos en que se informa sobre las acciones colectivas de protesta. No es que los medios ni que los periodistas tengan “una postura conspirativa” contra la protesta. Es necesaria una reflexión sobre “las verdades” que se construyen. La protesta tiene que ver con hechos de suma importancia que atañen a los sectores más vulnerables, como son los desocupados, los trabajadores o los vecinos de los barrios de bajos recursos. Un imaginario social negativo contra la protesta acalla la protesta e impide que estos sectores desprotegidos luchen por sus derechos.

Bibliografía citada y consultada.

ARTESE, Matías (2005): “Enfrentamiento simbólico y protesta social. Un acercamiento al análisis de las declaraciones públicas durante un corte de ruta (Corrientes, 1999)”, ponencia presentada en las III Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires.

BABINI, Nicolás (1956): Enero de 1919. Los hechos y los hombres de la “Semana Trágica”, S.E.P.A, Buenos Aires.

BILSKY, Edgardo (1984): La semana trágica, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires.

BOURDIEU, Pierre (1997): La televisión, Anagrama, Barcelona

DE FONTCUBERTA, Mar: (1993): La noticia. Pistas para descubrir el mundo, Paidos, Barcelona.

GARGARELLA, Roberto (2005): El derecho a la protesta. El primer derecho, Ad-Hoc, Buenos Aires.

LOBOS Andrea y MALAGÓN Mariana (2005): “Protesta, represión, memoria y medios de comunicación: las narrativas sobre los asesinatos de Kosteki y Santillan”, ponencia presentada en las III Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires.

ORTIZ MALDONADO, Natalia (2005): “Ellos, la barbarie. Representaciones sobre los movimientos sociales en los discursos de la prensa escrita”, ponencia presentada en las III Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires.

ROCK, David (1997): El radicalismo argentino. 1890-1930, Amorrortu, Buenos Aires.

RODRIGUEZ, María Graciela (2005): “La beligerancia cultural, los medios de comunicación y el día después”.

SVAMPA, Maristella y PEREYRA Sebastián (2003): Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras, Biblos, Buenos Aires.

SURIANO, Juan (2005): Auge y caída del anarquismo. Argentina, 1880-1930, Capital Intelectual, Buenos Aires.



[1] Este trabajo forma parte de las investigaciones llevadas a cabo en el marco del Proyecto UBACyT “Del evento al acontecimiento: memoria popular y representaciones mediáticas” dirigido por María Graciela Rodríguez.

[2] Una frase de un artículo de El Diario, del día 9 de enero.

[3] Durante los primeros días de enero de 1919 en Alemania tenía lugar la revolución espartaquista, liderada por Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. Se intentó implantar en Alemania un estado comunista similar al soviético. Sus líderes fueron asesinados y la revolución sofocada.

[4] Titular del diario La Vanguardia de los días 11 y 12 de enero de 1919.

[5] En enero de 1919 se publicaba por entregas la novela de León Tolstoi, Ana Karenina.

[6] Frase de una crónica del diario La Época del día 12-1-1919.

[7] Rock (1977) afirma que el primer gobierno radical tuvo una postura conciliadora con los gremios, tratando de intervenir en los conflictos a través del Departamento de Trabajo; solía ayudar a los trabajadores que eran potenciales votantes, o sea, argentinos. En los gremios con mayoría extranjera no intervenía. La FORA del 9ª Congreso, no anarquista y revolucionaria solía llegar a acuerdos. De todos modos, Rock dice que el gobierno no intervenía en los conflictos fuera de Capital, en los protagonizados por anarquistas y en los gremios estatales; en estos conflictos enviaba piquetes policiales

[8] No sólo se editaba La Vanguardia, sino que también se vendía La Protesta, un medio anarquista de gran difusión.

[9] No existen hoy en día medios como los socialistas y anarquistas. Página/12 es el único medio que tiene una línea editorial que se ubica en ese espacio difuso que es el centro-izquierda. Son importantes algunos medios alternativos que están en internet, como Rebelión o Indymedia, pero por ser alternativos no tienen peso en el mercado informativo.

[10] Numerosas investigaciones observan este fenómeno: Gargarella (2005), Svampa y Pereyra (2004), Artese (2005), Lobos y Malagón (2005) Ortiz Maldonado (2005), Rodríguez (2005).

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